El día de ayer, alrededor de las 9:40 pm. en un crucero transitado de la Ciudad, me detuve a platicar con "El Chino" un señor que se dedica a vender flores. Lo conocí algunos días antes, por medio de su hija de 12 años, quien también se dedica, además de estudiar la primaria, al mismo oficio que su papá.
La conversación de ayer me dejó impactado del sentido de la vida y de la dignidad de la persona que posee este Señor. Le manifesté mi preocupación por las personas que piden limosna en las calles y me dio unos consejos realmente llamativos. Estuvimos cerca de 40 minutos en los que escuchaba con atención lo que me iba diciendo, simpre mostrando cierta autoridad de la que goza entre "su gente".
Cuida a sus hijos y a su esposa; les enseña a trabajar y que sepan que el dinero se gana con el sudor de la frente. Además tiene buenos sentimientos de ayuda solidaria con los necesitados, porque ayuda a los mas pobres y a quienes trabajan con él en la venta de flores.
Si esto lo ha logrado, sin alguien quien le diga o le enseñe, ¿imaginate lo que podremos hacer si ayudamos a la gente necesitada, a la gente excluida, a salir adelante...?
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